miércoles, 28 de marzo de 2012

Episodio 7

Al llegar a su casa aparcó el coche en el garaje, estaba lloviendo bastante, por lo que optó por utilizar la salida del garaje, en vez de entrar por la puerta principal, como de costumbre. La casa era una de otras muchas, en una fila interminable, todas iguales, daba la impresión de que aunque se avanzara por la calle, se seguía estando en el mismo lugar. Tanto la calle como las casas, eran de estilo inglés; casas de dos plantas, a colores marrón oscuro y blanco, y con una ventana redonda en la planta superior, que indicaba que ahí se encontraba el ático – desván.

Al entrar le sorprendió lo oscuro que estaba el recibidor, por lo que se preocupó un poco, ya que a esa hora, su tía ya solía haber vuelto de su paseo, aun así miró el reloj, y se dio cuenta de que solo eran las 18:17; aun no había reparado en que ese día tuvo que salir en contra de su voluntad del trabajo, aún faltaba media hora para que llegara su tía.

Como estaba sola, y no había mucho que hacer; ya que se trataba de un viernes, se fue directa a su despacho, y ojeó unos documentos, a la vez que anotaba algo en un cuaderno, por supuesto, Sarah era una adicta al trabajo. A la mayoría de las personas en EE.UU. les sucede algo muy común, ODIAN SU TRABAJO, por lo que cada vez que suena el despertador, lo apagan, y se ponen en marcha resignadamente, dispuestos a dirigirse a realizar su trabajo, no por gusto, sino por necesidad, Sarah, era uno de los casos aparte, que tampoco es que sean pocos, ella lo realizaba, por ambos motivos, y cuando volvía más pronto de lo normal, lo único que le apetecía, era encerrase en su despacho, y seguir con algo que la interesase personalmente, y es que se podía pasar horas, pero hoy no, no, hoy el único tiempo que le dedicaría a esa actividad, sería poco mas de una hora, después, absoluta relajación.

Al llegar las siete menos diez, Sarah escuchó que la puerta de la entrada se abría,; su tía había llegado, pero no saludó, por lo que le pareció, que no la había visto, una vez se deshizo de su abrigo, paraguas,  y unas cuantas bolsas, la vio:

-       ¡Dios mío, Sarah! Que susto. ¿Cómo tu aquí, tan pronto?
-       Travis me ha dicho que me vaya antes, hoy ha sido un día duro.
-       Es verdad ¿Qué tal la rueda?
-       Bien, bien. Ya sabes; preguntas, respuestas, aprietos, nada del otro mundo.
-       ¿Acaso piensas quedarte aquí todo el día? Siempre rodeada de folios, cuadernos, ordenadores. Sal cariño, eres muy joven aún. Llama a Noa, y salid a divertiros.
-       No me apetece, pero la semana que viene lo haremos.
-       Y por qué no esta.
-       Porque me ha dicho esta mañana, que me llamaría para ir a su casa el Sábado por la mañana.
-       ¿Cómo? ¿Mañana por la mañana? ¡Sarah! No quedamos en que me llevarías al centro a hacer unas compras
-       ¡Oh, vaya! Pero creo que me dará tiempo, no creo que tarde más de una hora, las reuniones con ella son muy rápidas.
-       En ese caso te espero a las doce y media en el porche, y no te retrases.
-       De acuerdo

Nada más acabar la conversación, Sarah fue a darse el baño, era agradable, ya que ese fue, por ahora, el único momento de paz y tranquilidad que tenía en todo el día. Desconectó, y se quedó dormida casi sin darse cuenta.

*****

Estaba conduciendo por una autopista que le resultaba familiar, y estaba lloviendo, casi sin dar crédito a lo que pasaba, se dio cuenta de que estaba soñando con esa misma tarde. Siguió conduciendo, y al pasar por la gasolinera, la volvió a ver, aquella figura, como si de un fantasma se tratara, pasó de largo, como hizo en la realidad, pero al mirar por la ventana del copiloto, aquel hombre, se encontraba ahí, sentado, en el asiento del copiloto, y le dijo con una voz normal:
- Sarah

*****
Se despertó de golpe, allí, en la bañera, y de la impresión que le provocó aquel sueño, no pudo evitar derramar parte del agua de la bañera, su tía subió rápidamente, para comprobar que no pasaba nada, a lo que Sarah respondió, que solo había sido un tropiezo. Mintió. Su tía se fue, pero mientras se secaba y se vestía, no pudo evitar preguntarse hasta que punto aquel día le había afectado, y sobre todo, si verdaderamente, había pasado página con lo de Roma.

El resto del día fue tranquilo, cenaron las dos juntas, y hablaron, después se sentaron a ver las noticias, al dar las diez, Sarah bajo a sacar la basura, y al volver, hizo lo que pretendía desde que salió del trabajo, película, manta, y sofá. Se tumbó a verla, y se despertó con la película acabada, sobre las dos, apagó el televisor, y silenciosamente se fue hasta su cama, donde finalmente se concentró en sus sueños, y se dijo a si misma, que después de ese día, mañana, sería mejor.

Episodio 8

Sábado 29 de Septiembre de 2018


El despertador sonó a las nueve de la mañana, Sarah se vistió, desayuno, y cogió sus cosas rápidamente, intentando que para cuando fuera y media, ya estuviese en el coche.

Parecía raro como amaneció aquel día después del anterior, el sol brillaba, no había ni una sola nube, y los pájaros rodeaban los charcos que se formaron el otro día, Sarah estaba segura de que el día comenzaba bien, y eso, ya era algo. El trayecto hasta la residencia de Noa, era algo pesado, ya que constaba de tres cuartos de hora, de ida, y otros de vuelta, pero aun así, se limitó a disfrutar del paisaje, y de las vistas que le ofrecían las montañas, que por primera vez, tras varios días, se veían sin ninguna dificultad.

Tras pasar diez minutos de internarse en el bosque, por fin vio el cartel que marcaba la recta final de su trayecto, CALM PINES, “un trozo del paraíso, en plena naturaleza”; como solía decir Noa. A Sarah también le parecía un lugar precioso, ya que aunque estuviese apartado del centro, esa urbanización, contaba con todos los servicios de primera necesidad, además, ya había estado allí en otras ocasiones, cuando Noa le invitaba a los cumpleaños de sus hijos en el lago.

La casa de Noa, sin duda, era una de las más fáciles de encontrar; era la última de una calle que discurría sobre una ligera pendiente, que acababa en la vista favorita de Sarah; todo el valle y las montañas se podían divisar desde allí, además, la casa era bastante grande; dos plantas, garaje, ático, jardín con piscina… que mas se podía decir, a parte de los 853 m2 de los que constaba.

Al llegar, se encontró con Robert (el marido de Noa), y los niños:

-       ¡Vaya, vaya! Mira quien se ha dejado caer por aquí.
-       Me alegro de verte Robert ¿Qué tal todo?
-       Muy bien, me voy con los niños a ver a mis padres.
-       Oh, muy bien. Te dejo, he quedado con tu mujer para hablar.
-       Ya nos veremos. Chicos, decid adiós a tía Sarah.
-       ¡Adioooos!
-       Adiós chicos, pasáoslo bien – dijo riendo –

Aparcó en la entrada, a la vez que se despedían de ella por las ventanillas. Al llegar a la entrada, Noa ya la estaba esperando:

-       ¿Tan pronto aquí? Ni siquiera son las diez y media
-       Oh, vaya, perdone por no haberle dado tiempo para arreglarse señora – dijo bromeando –
-      Bueno, vete acomodando mientras me arreglo un poco. Tardo cinco minutos.
Noa subió una escalera, y se dirigió a su cuarto, mientras esperaba, Sarah salió al jardín, el aire allí, era mucho más limpio que el de la zona centro, cada bocanada parecía refrescarte por dentro y recargarte. Al llegar al mirador, se quedó sentada en una de las sillas, y se quedo con la mirada perdida en el horizonte, hasta que Noa volvió, y la sacó de su trance:
-       Sarah. Vamos adentro, es mejor, sino se van a volar los papeles.
-       ¿Papeles? Noa ¿Qué es lo que me quieres enseñar?
-       Pasa, y verás.

Al entrar en el salón, se encontró con una pila de documentos muy reducida, pero que incluían anotaciones, y datos que en su opinión, eran bastante complejas. Se inclino para ojearlos, los leyó detenidamente una y otra vez, los estudio, comparó, e intento interpretar algunos de los datos, hasta que finalmente, tras cuarto de hora, se rindió:
-       Muy bien, me rindo ¿Qué es todo esto?
-       Esto que ves, querida amiga, es el último trabajo de mi difunto amigo, el Dr. Frank Benson
-       ¿De Benson? Entonces para que me los enseñas, no son de mi especialidad, por si no te has dado cuenta, llevo más de cinco años en medicina, no en investigación espacial. Pero aún con todo eso, conozco muy bien los números de catalogación en el ISI, y te puedo asegurar que estos documentos, no pertenecen a él.
-       Muy bien, por ahora me llevas ventaja, yo tardé más de una hora en llegar a esa conclusión, pero… si no son del ISI ¿De dónde son?
Sarah se quedó pensativa, y cogió uno de los folios donde se leía el número:
-       Vale, TSA69H/K4–001. Bien, lo primero es separar los números; el TSA indica el tipo de documento.
-       Aja.
-       El 69H, la institución.
-       De acuerdo.
-       Y el K4-001… emmm ¡Ah, ya! La clasificación de seguridad, pero no se cuál.
-       Brillante, muy bien, fase finalizada. Pero… ahora viene lo difícil, identificar a que o a quien corresponden esos apartados.
Sarah estuvo cinco minutos intentando descifrarlos, hasta que finalmente cedió:
-       Ni idea.
-       Sabía que no lo ibas a conseguir. Verás, el otro día le saque el tema a Robert, como si lo hubiese visto en una peli de espías, y me dijo que los otros dos últimos, no los sabía, pero el primero es muy común en la marina, y en el ejercito en general, además, lo recordaba, de cuando se alistó en el cuerpo, aquellos cinco años.
-       Y bien.
-       Prepárate. TSA son las siglas de… “Top Secret Archive”

Sarah no sabía que decir, se quedo callada unos momentos, hasta que al final salió del anonadamiento:
-       Noa, no es por nada, pero ¿Se puede saber en que andaba metido tú amigo?
-       No lo sé, pero creo que tendría que investigarlo, y además, si él tenía acceso, estado en el puesto que estaba, se supone que ahora yo… lo he relevado.
-       Pero te han pedido alguna reunión o algo.
-       Negativo. Pero espera, se de alguien vivo a quien podríamos preguntar, y estoy casi segura, de que tendrá acceso a él.
-       ¿Quién?
-       TRAVIS
-       ¡¡Él!! Noa, en el caso de que tuviese acceso a él, un documento Top Secret, lo es por algo. Yo te sugiero que esperes a que te pidan una reunión o te hablen de él, antes de que tu te delates, y sobre todo, no comentes nada a nadie, en serio, A NADIE.
-       ¿Dónde me he metido?
-       Eso es lo que tenemos que averiguar

Después de pasar un rato más hablando, Sarah se dio cuenta de que ya eran las once y cuarto, y pronto tendría que marcharse a por su tía, pero antes de ello, Sarah le contó lo que le paso en el viaje de vuelta a su casa, la tarde pasada:
-       ¡Vaya! Sin duda es algo extraño, pero seguro que te pudo la presión del día, solo fue eso.
-       Pero era tan real. En fin, me tengo que ir.
-       Cuídate, y si te vuelve a pasar, llámame.

Sarah se dirigió hacia la puerta, Noa la acompañó hasta que se metió en el coche, y justo después de arrancar, y salir, se dirigió a ella de nuevo:
-       Noa
-       ¿Qué?
-       Hay algo que no te he dicho de eso
-       ¿El qué?
-       El hombre al que ví… era Allan.


Episodio 9

Tras haberle contado a Noa lo que vio, se sintió un poco más aliviada, ya que ella le dijo a continuación, que solo fue por el conglomerado de emociones que vivió ese día, aun así, había algo  que no la dejaba de preocupar.
Al llegar a su casa, el reloj marcaba las doce y veintitrés del mediodía, y antes de ir al centro, dejó unas cosas que le había dado Noa en casa, después se montaron en el coche, y se dirigieron al centro.
Al llegar a Denver, lo primero que hicieron fue las compras que necesitaba la tía Gerthrud, después fueron a comer, y acto seguido, al teatro, fue un día divertido para Sarah, ya que tras el estrés de la última semana, lo necesitaba, finalmente, al anochecer, fueron a una tienda de mobiliario, y la tía Gerthrud compró algunas cosas para la casa, Sarah le advirtió que podría no caber, pero afortunadamente, entró todo, por los pelos, pero entró.
El viaje de vuelta, se hizo mas llevadero, a Sarah le pareció estar en la gloria, cuando se sentó en el coche, tras estar casi seis horas de píe. Al llegar a casa, eran las nueve y veinte, por lo que se dieron prisa en sacar todo, y preparar la cena, ya que era demasiado tarde.
Tras cenar, Sarah recibió una llamada de Noa:
-       ¿Sí?
-       Soy yo Sarah.
-       ¿Ocurre algo?
-       Te has olvidado, verdad.
-       De qué.
-       ¡Mañana vuelven William y Samantha! Por Díos, Sarah.
-       Mierda, se me había pasado completamente
-       Da igual, paso por tu casa a la una y cuarto. De acuerdo
-       Si, si. Genial
-       Oye, cambiando de tema ¿Has averiguado algo más?
-       No.
-       Lástima.
-       Noa, no te has parado a pensar, que puede que esto sea algo gordo, en fin, puede que nos quede muy grande.
-       ¿Te estás rajando?
-       No, sí… no lo sé, solo digo que tendríamos que dejar las cosas como están, por lo menos durante un tiempo.
-       Vale, si tú quieres dejarlo por ahora, es tu decisión, pero yo voy a seguir.
-       Haz lo que quieras Noa, pero ten cuidado.

Al colgar, se fue directamente a la cama, pero no sin antes preguntarse, hasta donde quería llegar Noa. Sarah conocía de sobra el afán de Noa por saberlo todo, quizás por ello había llegado tan lejos, y había logrado al fin su nuevo puesto en el ISI, pero no podía tampoco dejar de preguntarse, hasta dónde les llevaría todo eso, si quería seguir ayudándola, y en mitad de todas esas preguntas, se hizo una última. Si esos documentos eran tan secretos ¿Cómo es qué estaban en la mesa de Frank, como si fueran nada? Y tras esta, una con la que le fue difícil conciliar el sueño. La muerte de Frank ¿Fue un accidente?


Diario de Noa Stuarts  (9/ 78)

27 - 09- 2018

Tras haber pasado cerca de un mes de la muerte de Frank, hoy han venido ha interrogar al personal del ISI, especialmente a Travis, y a un directivo que me suena de haberlo visto, pero no se donde. En mi opinión, nadie tiene nada que ocultar, ya que Frank era una persona muy sociable, y amigable, todos le conocían, y personalmente, me parecería imposible que alguien quisiera matarlo, sería algo mezquino, ruin, y cobarde, él no merecía morir, ni siquiera tiene sentido su muerte, por qué alguien querr… ¡LOS DOCUMENTOS! Hasta ahora, no le había dado más vueltas a los papeles que me encontré en el despacho de Frank, tan solo me limité a ojearlos, y preguntar a Robert algo, algo que resulto significar Top Secret, a partir de ese momento, los guarde en la caja fuerte, pero ahora, esto parece ser algo más. Algún día se los enseñaré a Sarah, quizás ella pueda ayudarme.






Episodio 10

Domingo 30 de Septiembre de 2018

La llegada de William y Samantha suponía una gran alegría para Sarah, eran dos de sus mejores amigos, y además, también ejercían en el ISI, en el departamento zoológico. Se marcharon hace 2 años, a un proyecto científico en Kenia, y su vuelta, estaba cargada de sorpresas; según le habían contado estos por correo.
Tal y como quedaron la noche anterior, Noa, fue a recoger a Sarah a su casa, a la una y cuarto de la tarde. El viaje hasta el Aeropuerto Nacional de Denver, no era muy largo, apenas distaba de unos 30 Km., pero aun así, al llegar a la carretera del aeropuerto, el tráfico, se ralentizo como de costumbre, en ese tiempo, tuvieron tiempo de sobra para hablar sobre el asunto que tanto estaba llamando su atención:
-       Mierda, el tráfico no avanza. Sarah, qué hora es
-       Las dos menos cinco
-       Como no nos demos prisa, dentro de nada van a ser y media. Oye Sarah, quiero pedirte perdón por lo de anoche, si te quieres desentender de este asunto, es tu decisión, además, no tengo ningún derecho a pedirte nada, ya he hecho bastante metiéndote en esto.
-       Te lo agradezco, pero por ahora no sabemos de que se trata, a si que aun no me he metido en nada.
-       Bueno, como tú digas, pero te agradecería que si descubrieses algo, me lo dijeras.
-       Cuenta con ello. Hablando de contar cosas ¿También puedo decirte sospechas?
-       Por supuesto, pero si no sabemos de que documentos se trata, no se de que, o quien vas a sospechar
-       Para empezar, de la persona a la que pertenecían
-       ¿Frank? ¿Sospechas de él?
-       No, más bien de su asesinato, tú misma lo dijiste “solo tenía amigos, nadie le odiaba, no tiene sentido”. Pues bien, añádele a todo eso unos documentos clasificados, y la respuesta es más clara que el agua.
-       ¿No dirás…
-       Creo que sí.
-       Entonces esto es algo muy gordo.
-       Lo se.
-       Dejémoslo por ahora, como tú dijiste.
-       Estoy de acuerdo.

A la vez que terminaban de hablar, aparcaban en el parking 7 de la única terminal de la que disponía el aeropuerto. Consiguieron llegar al aeropuerto casi a tiempo, a las dos y veinte, ya estaban esperando en la puerta de llegadas 5, no hablaron apenas nada, y duró, ya que el avión, llego con un retraso de veinticinco minutos, y hasta que William y Samantha consiguieron salir de allí, se hicieron las tres y veinte, aun así, sus amigos se alegraron de verlos:
-       ¡Ey! – dijo Sarah -
-       ¿Pero qué hacéis aquí? – dijo una chica –
-       Sorpresa.
-       Me alegro de veros.
-       ¿Dónde está mi hermano? – dijo Noa –
-       Emmm… creo que aún esta esperando su maleta. Le dije que le esperaría, pero me dijo que saliese, que ya me alcanzaría dentro de…
-       Ya estoy a… ¡Hermanita! – se dieron un abrazo, posteriormente seguido de un puñetazo en el hombro de William por parte de Noa - ¡¡Au!! ¿Se puede saber a qué ha venido eso?
-       Por no escribirme tanto como dijiste. Tengo que recordarte que no recibí una carta tuya, ni una sola, durante el pasado invierno.
-       Perdón ¿Cómo están mis sobrinitos y Robert?
-       BIEN, por si te interesa.
-       Lo siento, hemos estado muy atareados, de verdad, creíamos que sería mucho más fácil, pero en fin, solo son detalles muy aburridos.
-       Aunque no tanto para Travis – intervino Samantha – seguro que arde en deseos de vernos, y que le resumamos nuestra investigación. Por cierto ¿Cómo va todo por el ISI?
-       Fantástico… ¿Pero es qué aun no os habéis enterado? – preguntó Sarah -
-       No. A qué te refieres
-       Por díos, si que estabais incomunicados. Hemos… descubierto, tras 5 años de investigación, el trabajo de 32 científicos, una cantidad ingente de esfuerzo…
-       Y de pasta – añadió Noa –
-       Eeee si, en fin, que ya tenemos la vacuna contra el SIDA.
-       Vaya, fantástico Sarah, me alegro de que hayáis acabado por fin – dijo William –
-       Enhorabuena – dijo Samantha –
-       Pero eso no es todo, hermanito, cuñada; saludad a la nueva directora del departamento espacial.
-       ¡Sabía que lo conseguirías! – dijo William tras un efusivo abrazo – Espera, y qué ha pasado con el viejo Benson.
-       Ha muerto. Un accidente de tráfico. Pero no nos detengamos en lo peor, contadnos más cosas sobre Kenia.

Will era un chico de altura y envergadura bastantes normales, cabello rubio corto, además de poseer una cicatriz pequeña, pero visible, en la mejilla izquierda, y de unos 36 años. Samantha al contrario, era baja y delgada, su rostro, era bastante misterioso, pero sus ojos, daba a entender que se trataba de una persona muy sabia, llevaba su cabello negro elegantemente recogido en una coleta, y acababa de cumplir 34 años.

A la vez que hablaban, avanzaron por los pasillos de la terminal, hasta volver de nuevo al coche, allí, siguieron hablando sobre cómo era vivir en Kenia, sus costumbres, mejores lugares, y cómo era la vida en general. Aun así, se mostraban algo reservados en lo que a los detalles de su investigación se refería. Continuaban hablando, incluso veinte minutos después de subir en el coche, y dejar a un lado, la cascada de luces de freno y bullicio del aeropuerto:

-       Will – empezó Noa - ¿Por qué no nos contáis nada de la investigación?
-       No es eso Noa, es que antes de salir a Kenia, Travis nos dijo que intentáramos comentar lo menos posible la investigación, con personas ajenas a ella, ya sabes, solo altos cargos del departamento, y Travis, además de algunas personas con las que trabajamos en Kenia.
-       Si que fue algo reservado.
-       Tampoco, era… ¿Con qué nombre se refirió a ella Travis, cariño?
-       Creo que dijo… emm… ¡Ah, sí! Ya me acuerdo, investigación de tipo K2 – De repente, el vehículo sufrió un giro, debido al volantazo que dio Noa - ¡Ahh! Noa, se puede saber a qué ha venido eso – dijo asustada –
-       A nada – lo dijo con la tez blanca, cómo si hubiese visto un fantasma.

En su mente se había formado una respuesta instantánea a lo que había dicho Samantha, fue cómo si de repente un rayo hubiese cruzado por su mente, y hubiese descorrido el velo que la cegaba para ver la siguiente pista.

K2 K4  → TSA69H/K4-001

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